Absceso y fístula anal

Un absceso perianal es una acumulación de pus en los tejidos que rodean al ano. Habitualmente el absceso perianal es la manera en cómo se presenta una fístula anal por primera vez.

Una fístula anal es una comunicación entre la piel perianal y el interior del ano que supura de forma crónica.

Si el paciente tiene una fístula perianal, presentará una emisión diaria (o casi todos los días) de pus, sangre y suero a través de un pequeño orificio en la piel perianal.

La secreción continua puede causar dolor en la zona, hinchazón, mal olor e irritación local. Cuando la infección es importante puede ocasionar agotamiento, dolor pélvico y fiebre.

Es importante que la fístula se diagnostique correctamente mediante una prueba de imagen (como la ecografía endoanal) antes de la cirugía definitiva. También es importante identificar la causa que provocó la aparición de la fístula perianal, ya que esto variará el tratamiento.

Tratamientos de la fístula anal

La cirugía de la fístula anal puede ser simple o compleja según cómo sea la fístula.

Las fístulas simples se pueden "abrir" cortando una pequeña cantidad de piel anal y músculo. Esto crea una pequeña área en carne viva que sanará sin necesidad de vendajes especiales.

Las fístulas que están situadas más profundamente (fístulas complejas) no pueden ser tratadas así, porque implicarían cortar demasiado músculo y podrían resultar en incontinencia. Para estos casos hay una variedad de tratamientos disponibles poco invasivos (láser, colgajo de avance...) que deben seleccionarse individualmente en cada caso.

Las fístulas complejas son difíciles de tratar y la cirugía puede planificarse en varias etapas durante un período de semanas, meses o incluso años.